Atrás quedan
las calles, la carretera, las pistas y los caminos forestales. Adiós a los
semáforos, al bullicio y a la contaminación, desconéctate y disfruta…aun hay
lugares donde la naturaleza sigue siendo la dueña del espacio, paraísos que
están ahí esperándote, solo hay que recorrer el camino y encontrarlos.
Los
senderos de pescadores discurren por las márgenes orográficas del río en medio
de la severidad del medio natural, llenos de vida y de sorpresas. Si el
pescador no lo conoce pronto lo hará suyo, se orientará en el itinerario y
encontrará vías de escape para cuando el sendero se acabe o tenga que salir del
río. A veces estos senderos se presentan peligrosos y exigentes, otras hacemos
del río la senda, pero siempre uno debe de ser consciente de donde está, para
respetarlo y protegerse.
Cuando vadeamos, cuando pescamos desde el río, si no
conocemos el tramo a pescar, debemos de inspeccionar el cauce para determinar
la profundidad y la fuerza de la corriente, un lecho con corriente es garantía
de firmeza pero con más peligro de arrastre. Lo que viene con la corriente del
río con ella se va…este es otro camino a observar.
El camino,
a lo lejos, siempre se ve estrecho y complicado, pero una vez que lo embocas
siempre se encuentran motivos para continuar. El río está ahí, a tu lado, lo
escuchas, aparece y desaparece entre la vegetación, pero antes o después lo
disfrutarás.
El sendero no está señalizado, ni figura en ruta alguna, solo es
eso, un rastro cerca de la orilla del río que otros pescadores, a lo largo del
tiempo, han ido marcando con las huellas de su pasar. Ahora muchos, por culpa
de hacer del río el camino, se van cerrando y es muy dificultoso avanzar, pero
a veces la aventura está ahí, caminante no hay camino…
El sendero de pescadores huele a río, a
verde, a primavera…a libertad.
El arbusto,
el insecto, las flores o el musgo en las rocas tienen un porqué, poseen vida.
Fíjate, observa y veras el sendero de una manera diferente.
Es muy largo el camino en la vida, pero el
buen pescador no se rinde jamás, hace un alto en el camino para descansar
porque sabe que su destino es avanzar. El reanimo, para el pescador, es pescar.
Es lo que le va a quedar, lo único importante. Poco más necesita, el río y ese
mundo mágico que todo lo envuelve en cuanto siente la sacudida de un pez al
otro lado del hilo.
El sendero
te reta a seguir hasta donde quieras y todo te lo muestra, pero hay que caminar por el más adecuado. Escoge el
que más te interese y párate en esos rincones donde merece la pena contemplar
el entorno, el lujo natural. Admira la belleza de las cosas más sencillas.
El sendero
te conducirá en tu jornada de pesca y siempre te estará esperando. Disfrútalo.
Un buen comentario amigo, sin embargo muchos sederos que a lo largo de los años han sido guia para muchos pescadores, estan desapareciendo al mismo ritmo que las truchas, pero el viejo pescador tiene en su interior una brujula que le guia aun cuando estos senderos sean intrasitables, lo peor es que los reñones ya no responden y se niegan a doblar la espalda y tienes que buscar alternativas.
ResponderEliminarTienes razón Manuel, cada vez nos cuesta más caminarlos, unos por abandono y otros por la edad. Saludos.
ResponderEliminarBonita entrada.
ResponderEliminarSaludos!!
Gracias compañero. Saludos.
ResponderEliminarEsos senderos me encantan.me recuerdan que estan ahi por que hubo mucha vida en el rio.saludos.
ResponderEliminarAsí es Alberto. Saludos.
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