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D. Venancio Álvarez López |
Pasadas las primeras experiencias…
Ya
han transcurrido tres semanas desde la apertura y por lo que leo y observo, en
el estado de los ríos, nuestras salidas han sido poco afortunadas.
Una
causa común ha sido la principal para que no fuesen tan satisfactorias como
hubiésemos deseado, esos caudales tan alegres que deseábamos para nuestro bien
y también para los ríos necesitados después de una sequía poco común.
Ya
se presagiaba... había nevado y llovido lo suficiente para que al fin nuestros
embalses prácticamente se llenaban, teniendo que soltar ese exceso repentino
para tener un margen de seguridad ante un posible deshielo, y así los ríos
regulados se transformaron, grandes caudales circulaban por nuestros más
comunes lugares de pesca en la variedad de ríos que afortunadamente discurren
por nuestro entorno.
Así
lo mismo los regulados Esla, Porma, Orbigo y los naturales como Bernesga,
Torío, Curueño, Omaña, Eria, Duerna y Tuerto de forma común se convertían casi
en impescables para algunas modalidades, las truchas no se movían y era difícil
ver cebando alguna debido a la frialdad del agua, tan solo el cebo y la
cucharilla sobresalieron en estos días en que peleábamos por “tocar escama”,
pero no era tarea fácil.
Nuestras
ganas de estar en contacto con la Naturaleza, escuchar el rumor del agua
y el sonido de algunos pajarillos que buscaban esa eclosión que no se producía,
podía con el sentido común que nos indicaba el posible fracaso, ya que ellas no
estaban por la labor, pero absurdamente seguíamos buscando ese rincón que nos
librara del primer cero.
Pero
como en otros órdenes de la vida esto de la pesca es cosa de dos; “que ellas
quieran y nosotros afinemos y trabajemos”.
No
era el momento, ellas se negaban, notaban en su refugio que hacía falta algo
más de calor para salir de la cueva, para que la vida despertase dentro del río
y los invertebrados iniciaran su metamorfosis, convirtiéndoles en insectos
variados.
Ellas
barruntaban esta situación y siguieron diciendo que no era el momento, pero así
y todo salimos ante lo absurdo de esta situación y la naturaleza nos puso en
nuestro sitio, nos dio otra lección y nos quedamos con las ganas de ver esa
flecha plateada que luchaba por desprenderse del engaño.
Pescadores
ya de muchos años en el río, asumimos la derrota, sabíamos que íbamos a perder,
pero fuimos a nuestra cita anual con las ganas de un joven pero hay algo que
notas nada más ver el agua, luego la tocas y sacas la mano helada, hasta por el
olfato se adivina cuando está en condiciones el río.
La
esperanza, nunca se pierde y esperamos que la climatología vuelva a ser
benigna, que haya servido para defender a nuestras amigas de la terrible plaga
del Cormorán, que también hayan tenido unos días más de tranquilidad y ya más
adelante ellas y nosotros nos divertiremos, buscando este ser tan preciado,
pero dándolas algo de ventaja y con nuestras imitaciones dentro de la
legalidad, lograremos que nuestros ríos se pueblen y el día de mañana vuelva a
ser el vergel que atraiga a pescadores de aquí y de allá, cuando eso sea
así…..habremos recobrado el tesoro perdido, que no supimos conservar.
Redacción: V. Álvarez.
Gran artículo. Estos comienzos de temporada siempre serán igual porque los pescadores somos, sobre todo, cabezones por naturaleza.
ResponderEliminarCuanto más mayor me hago, más me tira el río. Mi afición no decrece y sigo soñando con los pececitos igual que hace 25 años.
Saludos
Así es, a sabiendas que el río no está para bromas...erre que erre. Somos pescadores y el río es atracción fatal. Saludos.
ResponderEliminar!!No es que seamos cabezones no,jejeje..es que la ilusión nunca la perderemos,por que ese vicio nos puede y no hay voluntad que nos lo quite,pero que leches es que no nos lo queremos quitar,por que entramos en comunión con la naturaleza y en el fondo nos importa un carajo si pescamos o no,lo que de verdad importa es estar a pie de río y soñar con encontrarnos con sueños pasados,para que vuelvan a nosotros echos realidad.Gran relato del amigo Venancio!!
ResponderEliminarEstamos presos del río y de la naturaleza, pero es una carcel que nos encanta. Saludos.
ResponderEliminarEs imposible resistirse, incluso a sabiendas, vamos a por una derrota segura... pero dulce derrota.
ResponderEliminarUn saludo!
Así es Mario y siempre nos queda esa esperanza aunque la lógica nos diga que no. Somos pescadores y buscamos mucho más que peces. Saludos.
EliminarEl agua le ha vuelto a dar cierta;con limpiuezas,aguas limpias,oxiginacion y refugio.A la vezlas has protejido de los depredadores de dos alas y de dos patas.En cuanto al cormoran,como m egustaria vivir ahi con una del 22;ya veriais los controles que iva hacer.!saludos.
ResponderEliminarLas riadas no han sido malas, no, solo nos ha retrasado un poco la pesca y perjudicado a los que tenían cotos ahora al principio, por lo demás todo son ventajas. Saludos.
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